Como un avestruz!

Hay días en los que es mejor no levantarse de la cama, nada sale con lo había planeado o como lo habías visto en tu cabeza. ¿No os ha pasado nunca eso de, ya la noche anterior, presentir que todo va a ir mal y aún así te levantas y pones esperanzas e ilusiones? A mí a veces me pasa.

Anoche sin ir más lejos, después de ver el partido de baloncesto de España-Croacia, el cual ganó España, por supuesto, cuando caí en la cama empezó a dolerme la espalda. Eso ya era un mal presentimiento, pero aún así hice planes, planes que se quedaron un poco en el aire, por depender de terceras personas. Después de comer, hablé con la persona con la que había quedado y me dijo que había un problemilla y que no sabía a qué hora iba a volver del sitio donde estaba (porque dependía de volverse con los padres, y ellos no tenían plan de volver tan pronto). Quedamos en que me avisaría cuando saliera para volver a casa, para calcular más o menos y quedar en lo que sea, pero por desgracia, cuando salió de allí, ya era muy tarde para quedar.

Pero éste era el plan alternativo, ya que el verdadero plan que tenía para hoy, que era ir al cine de verano (que es más barato y ponían una película que quería ver), se chafó ayer, porque mi amiga, con la que había quedado, tuvo que salir corriendo al hospital con su padre por un pie hinchado. Ya está en casa el hombre y le han puesto un tratamiento, pero lógicamente ya el plan se había arruinado. Por suerte, la película la he podido ver en casa por internet. Algo bueno tenía que tener este día.

Así que aquí estoy, en casa, en pijama todavía, sin ganas ya de nada. Escribiendo para desahogarme, ya que, a mí al menos, me sirve el escribir o hablar con mis amigos para sentirme mejor, o por lo menos, no guardarme para mí esta tristeza e impotencia que a veces siento.

¡Gracias a mis amigos/as de verdad que siempre están ahí para cuando los necesito!